martes, 13 de diciembre de 2016

Enviado por la Red-SLAAI al Dr. Juan Carlo Amatucci; Médico y Periodista
Es una creencia muy generalizada en la población que esta enfermedad “no ataca” en la temporada estival. Esto provoca que muchos pacientes suspendan la medicación durante los meses de mayor calor, para “descansar del tratamiento”. Pero una recaída puede perjudicar los beneficios alcanzados sobre la inflamación bronquial y poner al paciente en riesgo. Es muy importante aclarar que, si bien el asma -como muchas otras enfermedades respiratorias- tiene más frecuentemente sus crisis y complicaciones en el período invernal o frío, es una enfermedad crónica y por lo tanto no podemos poner plazos o periodos en su tratamiento.
El objetivo que se persigue con el tratamiento es conseguir un buen control del asma, evitando los síntomas y las crisis con los menores efectos secundarios y con la menor dosis de medicación posible.
La ausencia de síntomas no es equivalente a “ausencia de asma” ya que la inflamación y la hiperreactividad bronquial subclínica siguen presentes a pesar de que los pacientes no sientan nada.
La suspensión del tratamiento de control o preventivo aumenta los riesgos de presentar crisis asmática si las condiciones ambientales cambian repentinamente o el paciente se ve expuesto a un factor desencadenante.
No debemos olvidar que hay muchos factores disparadores de crisis asmática que son independientes de las condiciones climáticas. Estos disparadores son sustancias que actúan como irritantes respiratorios como por ejemplo gases, humo de tabaco, polución ambiental, ocupacional, productos de limpieza, lacas, desodorantes, olores fuertes, cambios bruscos de temperatura, aire acondicionado, etcétera.
Otro concepto erróneo que también lleva a la suspensión del tratamiento es el de “descanso del tratamiento inhalatorio diario” para evitar el acostumbramiento. Vale aclarar que la utilización diaria de los inhaladores no solo no perjudica ni hace que la medicación pierda efecto, sino que además permite poder controlar el asma y, logrando esto, reducir progresivamente la cantidad de medicación necesaria.
Por todo esto es fundamental que el paciente asmático no tome decisiones solo y siga las indicaciones de su médico neumonólogo. Seguramente hay quienes podrán reducir la medicación, pero hay otros que deberán continuar con igual esquema de tratamiento. El clima de verano es más propicio para los asmáticos, pero de ninguna manera significa que el asma no ataca en verano y de ningún modo justifica la suspensión del control y tratamiento.
Cuatro consejos para pacientes asmáticos en verano:
---) Evitar desencadenantes que pueden ser más comunes en verano, por ejemplo: cambios bruscos de temperatura por aires acondicionados, cloro de los natatorios, etcétera.
---) Aprovechar para realizar actividad física. Dado que las condiciones ambientales son más favorables en este momento del año, el paciente puede realizar y practicar deportes al aire libre. Si el asma está bien controlada es improbable que el ejercicio desencadene broncoespasmo. En caso de que sucediera, se puede utilizar previamente un broncodilatador, pero se recomienda consultar a su neumonólogo antes de hacerlo.
---) Para los que viajan, es clave llevar la medicación e indicaciones médicas correspondientes.
---) Continuar el tratamiento médico indicado. Debe continuar la medicación controladora (corticoides inhalados) y tener disponible medicación aliviadora (broncodilatadores) de rescate.
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Asesoró: doctor Sebastián Wustten (MP 7925). Excoordinador de la Sección Inmunología y Enfermedades Obstructivas, Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.-

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