El vínculo entre los sistemas nervioso y digestivo
Enviado por Asteriscos News al Periodista Dr. Carlo Amatucci
El sistema digestivo y el sistema nervioso central están estrechamente conectados a través de la composición de bacterias que conviven en las paredes del intestino. Hay estudios científicos que muestran cómo al equilibrar la flora intestinal”, se impacta sobre las respuestas emocionales a estímulos del entorno.El estrés impacta directamente sobre el sistema digestivo. Recomiendan conocer el propio funcionamiento intestinal y realizar pequeños cambios en el estilo de vida que contribuyan a promover un bienestar digestivo.
El funcionamiento intestinal afecta nuestro estado de ánimo más de lo que pensamos. Recientemente, un estudio demostró que si se modifica la composición de bacterias del intestino, se impacta sobre las respuestas emocionales ante estímulos del entorno y situaciones de todos los días.
Para el Dr. Luis Bustos Fernández, médico gastroenterólogo, actual vicepresidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, un intestino sano es responsable en gran medida de un individuo sano: “las bacterias juegan un papel clave en las funciones del intestino".
Son como un organismo dentro de nuestro propio cuerpo. Sabemos que mantener una flora intestinal adecuada es de utilidad, y ciertas bacterias habitualmente llamadas probióticos ejercen influencia favorable en los mecanismos de regulación del tránsito intestinal y del sistema inmune. Lácteos con probióticos son alimentos deseables en la alimentación cotidiana”.
Tal como explicó el gastroenterólogo, “el abdomen no sólo sirve para almacenar el combustible que le da energía y nutrientes al organismo, sino que también, junto con el intestino, regula nuestro estado anímico”. La serotonina, ‘la hormona del bienestar’, es fabricada en un 95% por el intestino, lo cual confirma que vivir con molestias digestivas leves, pero frecuentes, puede producir un alto impacto en la calidad de vida.
El sistema digestivo alberga hasta 100 millones de neuronas, más de las que se pueden hallar en la médula o en el sistema nervioso periférico. La relación entre lo que sucede en el sistema nervioso central y el sistema digestivo está cada vez más investigada desde la ciencia. En el caso del estrés, por ejemplo, hoy se conoce perfectamente el mecanismo por el cual éste impacta sobre el bienestar digestivo: existe una hormona, técnicamente denominada CRF, que está activamente involucrada en este proceso”, explicó Dr. Luis María Bustos Fernández.
No hay ninguna duda desde el punto de vista científico de que al equilibrar la composición de la flora intestinal es beneficiosa para la salud, y que el estrés es un factor que atenta contra ese equilibrio.
Los desequilibrios en flora intestinal pueden disparar una respuesta inflamatoria del organismo que tiene componentes neurales e inmunológicos, y esto repercutir más allá del bienestar digestivo, sobre las defensas del organismo o dolores de cabeza, cansancio, etc.
“En muchos casos, con simples cambios en el estilo de vida, la alimentación y con el consumo de productos lácteos fermentados con probióticos, se logra una mejor salud digestiva y, por consiguiente, un bienestar físico y emocional, con lo cual es fundamental conocer el propio sistema digestivo para comenzar con el cambio”, concluyó el Dr. Bustos Fernández.
Los probióticos son bacterias vivas que puedan agregarse a la fórmula de diferentes tipos de productos y alimentos.
Los lactobacillus y las bifidobacterias son las más usadas como probióticos en alimentos.
10 recomendaciones generales sobre alimentación y estilo de vida (OMGE)
1. Coma menos cantidad y con mayor frecuencia, sin aumentar la ingesta calórica total. No saltee el desayuno; no coma en exceso por la noche.
2. Consuma alimentos ricos en fibra: 5 porciones de frutas y verduras por día, incluyendo granos y legumbres.
3. Coma pescado entre 3 y 5 veces por semana.
4. Reduzca el consumo de comidas con alto contenido de grasa animal, alimentos grasos y fritos.
5. Consuma productos lácteos fermentados con probióticos.
6. Opte por comidas magras como pollo (sin piel), conejo, o cortes magros de carnes rojas.
7. Beba 2 litros de agua por día y disminuya el consumo de bebidas alcohólicas, con cafeína o con alto contenido de azúcar.
8. Coma despacio y mastique lentamente y bien.
9. Lleve un estilo de vida saludable: haga ejercicio regularmente y no fume.
10. Mantenga un índice de masa corporal saludable; propóngase mantenerse en su peso ideal.
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