Fuente : La Prensa
FIESTAS DE FIN DE CURSO
Ya se empiezan a ver en las guardias los frutos de estas fiestas que parecen ser un retrato de un modo de vivir social y de nuestras familias. En muchos casos las fiestas comienzan en las casas en donde se realiza "la previa". Ahí vemos padres atónitos y pasivos salvo para pagar al "delivery" que trae rápidamente en motos botellas de alcohol de distintas graduaciones y yerbas varias. Se acabó el "chino" de la esquina, ahora te lo traen a las puertas de tu casa en una veloz moto sorteando edades y leyes y con la anuencia de algún adulto. Sitios de Instagram y/o Facebook son el soporte tecnológico de los pedidos.
Muchos padres se justifican diciendo "estar cerca de ellos es mejor" así como otros me dicen "es mejor la plantita de marihuana en casa que ir a comprarla afuera". Luego de esa transgresión algunos de estos pacientes producían marihuana para vender. El auto-cultivo en ciertas zonas del conurbano fomenta la venta y los micro-emprendimientos juveniles. No hay otra posibilidad ya que cuando cae la Ley paterna y familiar en las casas todo puede suceder.
Padres e hijos parecen ser la consecuencia de generaciones socializadas en diferentes contextos. Los padres unen entre sí pautas del XIX, XX y XXI y los hijos son fruto de la generación de Internet, la caída de los relatos familiares, también de la Generación Química (Q) y con una expulsión incipiente del mercado laboral. Esa brecha es una traba en la comunicación. Todos estamos perplejos.
Mi trabajo cotidiano con adolescentes me permite observar que esta displicencia paterna (el cuidado familiar es el reservorio de una cierta legalidad en la vida de un joven) se compadece en muchos casos con falta de contacto ya desde la niñez o, también falta de información, sobre el mundo de los negocios que se mueve detrás del mundo adolescente. Luego de esta previa vendrá el "boliche", luego una noche que termina en el día con un sistema sensorial agotado, adormecidos y/o impulsivos y con una "resaca evidente".
También puede haber peleas entre colegios y los resultados de las golpizas tratan de "sanarse" en las salas de guardia que parecen en muchos casos tratamiento a heridos de guerra.
Muchos padres se justifican diciendo "estar cerca de ellos es mejor" así como otros me dicen "es mejor la plantita de marihuana en casa que ir a comprarla afuera". Luego de esa transgresión algunos de estos pacientes producían marihuana para vender. El auto-cultivo en ciertas zonas del conurbano fomenta la venta y los micro-emprendimientos juveniles. No hay otra posibilidad ya que cuando cae la Ley paterna y familiar en las casas todo puede suceder.
Padres e hijos parecen ser la consecuencia de generaciones socializadas en diferentes contextos. Los padres unen entre sí pautas del XIX, XX y XXI y los hijos son fruto de la generación de Internet, la caída de los relatos familiares, también de la Generación Química (Q) y con una expulsión incipiente del mercado laboral. Esa brecha es una traba en la comunicación. Todos estamos perplejos.
Mi trabajo cotidiano con adolescentes me permite observar que esta displicencia paterna (el cuidado familiar es el reservorio de una cierta legalidad en la vida de un joven) se compadece en muchos casos con falta de contacto ya desde la niñez o, también falta de información, sobre el mundo de los negocios que se mueve detrás del mundo adolescente. Luego de esta previa vendrá el "boliche", luego una noche que termina en el día con un sistema sensorial agotado, adormecidos y/o impulsivos y con una "resaca evidente".
También puede haber peleas entre colegios y los resultados de las golpizas tratan de "sanarse" en las salas de guardia que parecen en muchos casos tratamiento a heridos de guerra.
ADOLESCENCIA OLVIDADA
Dos datos nos deben llamar la atención: muy pocas escuelas realizan un plan preventivo de esta epidemia adolescente tanto para los propios alumnos como a los padres. Al contrario se los busca desacreditar a los efectos de "naturalizar" el consumo y banalizar los efectos de los estupefacientes.
La pérdida de la alerta temprana y la detección precoz que es usado en todas las dolencias físicas no se realiza con toda la intensidad en las adicciones siendo ésta una enfermedad evolutiva ya que el inicio de consumo se da entre los 12 y 15 años con alcohol, tabaco y marihuana prevalentemente. En Argentina sube la incidencia de la prueba de marihuana en relación a los 12-13 años un 200% (Observatorio de Sedronar).
Desconocer los riesgos de consumir a estas edades por parte de los adultos va desde un descuido, una negligencia o incluso un olvido "criminoso" (tengamos en cuenta que hay muchos padres consumidores) ya que tanto la crisis de identidad adolescente como el propio desarrollo cerebral están en un momento de máxima vulnerabilidad.
En el boliche hay tequila y vodka (alta graduación), GHB (droga que lleva a la pérdida de conciencia con propiedades afrodisiacas y grandemente usadas en ambientes nocturnos), cocaína y todas estas sustancias que son verdaderas "bombas" en el cerebro y en todos los sistemas orgánicos. Si hay "resaca" y depresión orgánica con insomnio tomaremos tranquilizantes. Así comenzará el ciclo obsesivo -compulsivo de las sustancias en cada uno de nosotros. Luego pediremos más.
La suplencia de palabra adulta (escolar y familiar) queda reemplazada por la presencia tecnológica con páginas de consumo y con vendedores que en muchos casos están a las puertas de la escuela. Lo demás es marketing del negocio de las grandes cadenas de venta.
La batalla del marketing sigue el clásico estilo político para tomar el poder: nunca guerra frontal, sino guerra de trincheras utilizando distintas herramientas, algunas ligadas al placer y a la curiosidad, otras mostrando lo "cool" de estas conductas y también la inocuidad de los consumos transitorios.
Creo que la sala de guardia es el único lugar "a la mano" donde se pueden "alojar" estas personas hoy; necesitamos recrear ciudades preventivas, escuelas preventivas y un sistema de alerta temprana y de detección precoz masivo. La acción de los Municipios Saludables de Sedronar iría por ese lado pero es una cuestión de intensidad y alto impacto sanitario lo que hace falta insistir.
Tratemos como nos enseñan los griegos que la vida como drama no se transforme en tragedia. Ahí cuando algo fenece ya nada se puede decir.
Dos datos nos deben llamar la atención: muy pocas escuelas realizan un plan preventivo de esta epidemia adolescente tanto para los propios alumnos como a los padres. Al contrario se los busca desacreditar a los efectos de "naturalizar" el consumo y banalizar los efectos de los estupefacientes.
La pérdida de la alerta temprana y la detección precoz que es usado en todas las dolencias físicas no se realiza con toda la intensidad en las adicciones siendo ésta una enfermedad evolutiva ya que el inicio de consumo se da entre los 12 y 15 años con alcohol, tabaco y marihuana prevalentemente. En Argentina sube la incidencia de la prueba de marihuana en relación a los 12-13 años un 200% (Observatorio de Sedronar).
Desconocer los riesgos de consumir a estas edades por parte de los adultos va desde un descuido, una negligencia o incluso un olvido "criminoso" (tengamos en cuenta que hay muchos padres consumidores) ya que tanto la crisis de identidad adolescente como el propio desarrollo cerebral están en un momento de máxima vulnerabilidad.
En el boliche hay tequila y vodka (alta graduación), GHB (droga que lleva a la pérdida de conciencia con propiedades afrodisiacas y grandemente usadas en ambientes nocturnos), cocaína y todas estas sustancias que son verdaderas "bombas" en el cerebro y en todos los sistemas orgánicos. Si hay "resaca" y depresión orgánica con insomnio tomaremos tranquilizantes. Así comenzará el ciclo obsesivo -compulsivo de las sustancias en cada uno de nosotros. Luego pediremos más.
La suplencia de palabra adulta (escolar y familiar) queda reemplazada por la presencia tecnológica con páginas de consumo y con vendedores que en muchos casos están a las puertas de la escuela. Lo demás es marketing del negocio de las grandes cadenas de venta.
La batalla del marketing sigue el clásico estilo político para tomar el poder: nunca guerra frontal, sino guerra de trincheras utilizando distintas herramientas, algunas ligadas al placer y a la curiosidad, otras mostrando lo "cool" de estas conductas y también la inocuidad de los consumos transitorios.
Creo que la sala de guardia es el único lugar "a la mano" donde se pueden "alojar" estas personas hoy; necesitamos recrear ciudades preventivas, escuelas preventivas y un sistema de alerta temprana y de detección precoz masivo. La acción de los Municipios Saludables de Sedronar iría por ese lado pero es una cuestión de intensidad y alto impacto sanitario lo que hace falta insistir.
Tratemos como nos enseñan los griegos que la vida como drama no se transforme en tragedia. Ahí cuando algo fenece ya nada se puede decir.
Director General Gradiva - Rehabilitación en adicciones.
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Informacion subida por Gonzalez Graciela -Webmaster-