Por Dr.Wenceslao Sanchez de la Vega
Especialista en Alergia e Inmunología
Remarcado y sintaxis : Dr. Juan Carlo Amatucci. Periodista Científico
La inmunoterapia es la única terapéutica que trata de corregir el trastorno inmunológico que significa la presencia de un estado alérgico en el bronquio. Sabemos, por otra parte, que el tratamiento medicamentoso no es totalmente satisfactorio. Los ß2 adrenérgicos, y los esteroides, ya sean sistémicos o en aerosol, son fármacos que, a pesar de su actual utilidad, no actúan sobre ese núcleo fundamental del trastorno inmunológico. La prevalencia y la mortalidad por asma no disminuyen, quizás aumenten, y la pérdida de tiempo debido a la enfermedad aumenta considerablemente.
Hoy día al método tradicional de aplicación de la inmunoterapia como es la introducción del alergeno por cualquier vía con epítopes, algunos específicos, pero en su mayor parte inespecíficos, como era la inyección del polvo doméstico, se ha pasado a algo más específico como es la aplicación de los ácaros de los que si bien conocemos sus epítopes más sensibilizantes, nos queda todavía un camino largo por recorrer y encontrar al epítope o a los epítopes puntuales a los cuales está sensibilizado un individuo determinado. Esto implicaría ya una terapéutica individual para cada persona afectada. Aquí interviene el polimorfismo inmunológico y bioquímico de cada individuo. De esto se deduce como corolario que el método que estamos empleando, aún cuando sea eficaz, no es todavía lo exacto que debería ser. El paradigma, sin embargo, de esta situación, es la inmunoterapia contra el veneno de abeja, con casi desaparición de la IgE específica y éxito terapéutico duradero en el 95 % de los casos.
Otro tipo de terapéutica inmunológica es la que podríamos llamar fármaco-inmunológica coyuntural, ya que actúa puntualmente sobre alguno de los eslabones de la cadena que llevan a la reacción alérgica ya sea por acción sobre la IL-4, la IL-13 o sobre la IgE, por medio de anticuerpos monoclonales específicos contra los mismos. Pero para obtener algún resultado hay que aplicarlos en forma continua, al dejar de administrarlos volvemos, en general, a fojas cero. No tendrían acción definitiva
La inmunoterapia, en los casos bien diagnosticados y administrada en dosis suficientes, modifica la reactividad subyacente del individuo. El debate por lo tanto gira, alrededor, no tanto de cómo actúa la inmunoterapia sino en la selección de pacientes que han de responder favorablemente y en como administrarla de manera que sea efectiva. Se tiende a realizarla en aquellos individuos en los que se ha identificado una alergia mediada por IgE y en la que se consiguen extractos satisfactoriamente estandarizados. Si su utilización crece desde esta base tan modesta, la investigación deberá dirigirse hacia el descubrimiento de nuevos alérgenos, aclarando mecanismos de acción de la inmunoterapia, y mejorando técnicas, especialmente la estandarización.
Por eso la terapéutica sobre el alérgico debe enfocarse sobre su inmunopatología, para que ésta vuelva a su normalidad en forma permanente, aún cuando el alérgeno esté presente y mejor aún si esta desviación puede prevenirse ya desde la infancia.
A la luz de los conocimientos que hoy tenemos, la línea de investigación y aplicación que sería más interesante, a nuestro entender, sería lograr la desviación perenne del predominio del grupo celular TH-2 hacia una disminución del mismo, de modo que quede equilibrado con el grupo TH-1. Esto es lo que trata de obtener la Inmunoterapia , la que hacemos diariamente en nuestros consultorios. Todo lo demás, hasta ahora, es paliativo.
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